jueves, 26 de enero de 2012

No es cuestion de huevos es cuestion de orgullo que ningun capullo va a luchar lo tuyo.

Y te das cuenta, que como tú no ha luchado nadie. Que nadie va a luchar tanto como tú, y lo mejor de todo es que tú sigues intentándolo, sigues intentándo a pesar de ver como gente que no se esfuerza lo consigue, pero tú aún así tienes esperanzas, porque sabes que si luchas por cualquier sueño se puede hacer realidad. Porque a mí no me gusta decir que algo es imposible, yo digo que algunas cosas son improbables, pero eso no quiere decir que sean imposibles. Así que sigue luchando, y cuando lo consigas, demuestráles a todas esas personas que te decían: ¿Por qué no paras de luchar por esto? No lo conseguirás nunca... Y ahí es cuando tú les sonreirás y les sacarás tu bonito dedo corazón como nunca antes lo habías hecho.

jueves, 5 de enero de 2012

Me siento afortunada de poder tenerte.

Creces, experimentas, aprendes, crees saber cómo funcionan las cosas, estás convencido de haber en­contrado la clave que te permitirá entender y enfrentarte a todo. Pero después, cuando menos te lo esperas, cuando el equilibrio parece per­fecto, cuando crees haber dado todas las respuestas o, al menos, la mayor parte de ellas, surge una nueva adivinanza. Y no sabes qué res­ponder. Te pilla por sorpresa. Lo único que consigues entender es que el amor no te pertenece, que es ese mágico momento en que dos personas deciden a la vez vivir, saborear a fondo las cosas, soñando, can­tando en el alma, sintiéndose ligeras y únicas. Sin posibilidad de razo­nar demasiado. Hasta que ambas lo deseen. Hasta que una de las dos se marche. Y no habrá manera, hechos o palabras que puedan hacer entrar en razón al otro. Porque el amor no responde a razones.